Siempre la derrota viene acompañada de
desorden y otros daños colaterales. “Se perdió, nos expulsaron y tuvimos
lesionados”. Goleados, expulsados y golpeados.
Diría Eco con su película “El nombre de la
Rosa” … “Es reflejo de la sociedad”. Las derrotan desnudan pero también
enriquecen.
Muchas veces se le derrota al oponente por
astucia, trabajo en equipo o incluso por sorpresa.
Otras veces, el derrotado cayó vencido por
su soberbia. Metáforas y fábulas de este tipo hay de sobra.
Si el deporte formativo es una pequeña
muestra representativa de la vida ¿Entonces por qué hacer tanta polémica de
algo que sucede con tanta frecuencia? Todos los días ganamos y perdemos.
Hay derrotas que llegan temprano y
desmotivan hasta el abandono. Hay también éxitos que llegan tarde y saben más a
derrota.
Hay derrotas que hunden de por vida y otras
que por muy extrañas razones ayudan a resurgir.
Detrás de una trayectoria perfecta, también
hay derrotas, solo que el éxito superficial no permite que veamos el otro lado
de la moneda.
Hay derrotas que se olvidan pronto por la
manera en que se dieron. Hay otras que no lo fueron, pero por la manera en que
ganamos, nos supo más a derrota.
Hay derrotas que ni siquiera fueron concientizadas
por los niños y son los adultos lo que le dan valor negativo. Hay chicos que
lloran por haber perdido y cuando les preguntan responden: “Me dio tristeza no
ganar porque mi padre se molesta si no gano”
Hay derrotas que se sienten como propias aunque nosotros no la hubieramos provocado.
Si hace algunos días fuiste víctima de la
derrota, no te lo tomes tan personal y aprende de ella porque finalmente el
fútbol como la vida, cada 8 días te da revanchas.