CUANDO EL JUEGO NO SE COMPLEMENTA, SE CONVIERTE EN UN MITO EDUCATIVO


El juego como estrategia de enseñanza – aprendizaje
El juego como facilitador de la progresión motora
El juego como formador de valores
El juego como medio para la socialización
El juego como maestro
El juego como generador de conceptos.

Todo eso está bien. Solamente debemos ser cautelosos con los efectos que éste tiene cuando se pretenden dichos objetivos:

No por ser juego, éste es mágico. Hay juegos que pertenecen a otra familia de deportes y en vez que familiaricen a los niños con la lógica interna, los elementos estructurales y los principios de su deporte, los confunde. Por ejemplo, los deportes individuales (Karate, Tae Kwon Do, etc.)  desarrollan conductas motrices muy importantes pero que no van acordes con la técnica futbolística. 

No estoy diciendo que sean malos y buenos deportes, sino que la transferencia no es la misma.

El juego libre genera la imaginación y creatividad pero recordemos que la técnica de liderazgo  laissez faire, laissez passe tiene sus limitaciones. ¿Cómo va a descubrir algo o recordar algo que no conoce? ¿Cómo va a percibir algo que nadie le ha dicho que ahí está? Recordemos que la base del contructivismo es el aprendizaje previo ¿Y si el niño no tiene aprendizaje previo de lo que deseamos que descubra?

Elegir un método lúdico puede dar la apariencia de un entrenador que no tiene conocimientos. Elegir un rol pasivo puede provocar confusión y malestar en los papás que están en espera de entrenamientos tradicionales donde el mando lo tiene el profesor.

Trasladar la responsabilidad al jugador por menos o más edad que tenga, se corre el riesgo de desviar el objetivo del entrenador al objetivo del ejecutante, lo cual no tiene nada de malo en términos de aprendizaje pero si en términos de enseñanza.

Entonces para resumir, cuando un formador asume un enfoque lúdico también debe observar muchas otras cuestiones relacionadas con el aprendizaje y no solamente con la diversión. Un formador usará el enfoque lúdico como recurso, porque si lo usa como costumbre y NO lo complementa con otros aspectos de la cognición, de la preparación técnica, de la táctica, etc., estaremos cayendo en terribles errores de interpretación. 

Creer que tan solo jugando se desarrollará la inteligencia también me parece un argumento muy débil e incluso anticuado. La inteligencia, la comprensión del juego y la formación de jugadores competentes lleva muchos más elementos como: crear una atmósfera de problematización constante con las tareas de entrenamiento, formulación de problemas, dejar expresarse, recibir múltiples estímulos motores y cognitivos, etc.

Suponer solo que "el juego es el maestro" caería en palabras de Sullivan (2018, citado por Sánchez, 2019) en un enfoque pasivo al creer que con eso basta para que el ambiente de aprendizaje sea propicio y efectivo. 

Si el enfoque de juegos no se complementa con el de conceptos, nos estamos engañando como formadores y estaríamos retrasando la formación de nuestros jugadores.