No
coopera en provocar acciones de superioridad numérica.
Es común encontrar jugadores que temen abandonar
su zona, sobre estiman la presencia del adversario en su radio de acción y peor
aún, subestiman la importancia del arribo ofensivo como el principal elemento
para el apoyo. En el renglón defensivo se cae constantemente en el error de no
orientarse al balón y
consecuentemente se tarda demasiado en salir a presionar al adversario.
Esta situación es frecuente cuando existen fugas
tácticas o inconsistencias en la formación, por ejemplo, si nuestro equipo
ataca nominalmente solo con delantero y la pelota se encuentra en un costado,
será demasiado complicado que algunos de los volantes alcances a venir a
realizar dicha superioridad, sobre todo cuando éstos se encuentran a más de 15
metros de su primera referencia de ataque.
Recordemos que este concepto ayuda mucho tanto en ataque como en defensa y se entrena a base de espacios reducidos provocando situaciones que van desde el 3 vs 2 +1, 4 vs 4 +2, 3 vs 3 + 3, 5 vs 5 + 1, etc. Otro modo más simple de entrenarlo y mejorarlo, es mediante evoluciones ofensiva sin oposición o bien con un mini partido cuyo objetivo sea romper en contragolpe.
En síntesis, para que el concepto de
superioridad numérica cause efecto, se necesita jugar en un solo bloque a no
más de 30 metros para que todos a su vez estén en condiciones de 1) permutar en
caso de verse superados, 2) recorrer y actuar en trayectoria sabiendo que
detrás de quien sale a presionar hay jugadores haciéndole cobertura y 3) cuando
la superioridad es defensiva contar con jugadores que achican desde atrás hacia
el fondo y así no se ven en la necesidad de perseguir por atrás al poseedor del
balón.