Los discursos de la reproducción y de la resistencia (Mc. Laren y Giroux) en el fútbol formativo también están presentes.
A juicio de
diversos autores (Esteve, 2009; Galaz y Gil Antón, 2009; Fernández Enguita,
2003) los docentes –que en éste caso nos referimos a entrenadores infantiles- ejercen su práctica cotidiana en un escenario
de insatisfacciones básicas que se resumen en frustraciones de diverso tipo
como deterioro de su imagen, falta de autonomía, un escenario de crisis de
identidad y una magra retribución económica. Así que, llámese el entrenador del
colegio, el Director Técnico del barrio o el profe del pueblo, todos se enfrentan a problemas sociolaborales
similares como: inestabilidad, ausencia de procedimientos estandarizados para
su contratación, remuneración insuficiente, ninguna prestación social y el
limitado prestigio que manifiesta en una sociedad como la nuestra decir que
alguien se dedica a esta actividad.
Asimismo, este crecimiento se ha venido dando en un
escenario discursivo complejo y con enormes asimetrías. Digamos en palabras de
Henry Giroux y Peter Mc Laren que la
enseñanza – en este caso del fútbol en México- se ha venido llevando a cabo
bajo el discurso de la reproducción y la resistencia (Mc Laren, 2008).
Desde la perspectiva del primer discurso, el entrenador se dedica sólo y exclusivamente a llegar a su
centro de trabajo y entrenar; a continuar preservando el método de formación
implantado por los dueños de las instituciones o en el mejor de los casos por
departamento técnico de escuelas filiales
del club que le otorgó el permiso para operar a su nombre; “este
discurso de la reproducción define a la actividad docente como una práctica
autorregulada, poco crítica que acata e incluso se exhibe como sumisa y
halagadora” (Guerrero, 2005: 18)
El discurso de la resistencia por su parte, define
al docente – entrenador-como un intelectual trasformador y crítico del sistema
donde labora. Este otro discurso ve al formador como un sujeto libre, capaz de
elaborar su propio plan de entrenamiento y sus propias formas de corregir,
mejorar y evaluar el aprendizaje; un mentor indispensable y fundamental por su
compromiso con la sociedad y con su alumnado, que se libera de lo que se ha
denominado como pedagogia del servilismo
(Giroux, 1998: 42)
Pero este último enfoque de praxis docente es tan mal vista por los empleadores dueños de
escuelas de fútbol, que invariablemente se les señala y califica de conflictivos y reaccionarios y consecuentemente sus condiciones laborales se ven
en riesgo. “En el ámbito educativo, la resistencia al cambio se
percibe y se nombra a través de sus actores, los profesores, y son identificados como resistentes al cambio, como una forma de conflicto, que aparece,
emerge, habla y explica” (Guerrero, 2005: 3)
Diferentes intereses culminan en diferentes motivaciones.
La situación laboral es compleja y heterogénea al
haber diferentes tipos de entrenadores formativos: se pudieron detectar 1)
aquellos que entrenan como complemento a su vida profesional que representan
los menos y que es a quien la precarización multi referida no le afecta; 2)
Padres de familia entusiastas que se hicieron entrenadores muy probablemente
primero del equipo de sus hijos y de ahí continuaron; 3) Entrenadores – dueños
de equipos que decidieron aún teniendo casi todo en contra trabajar por su
cuenta aunque sea con un número reducido de jugadores; 4) Entrenadores que
encuentran en esta labor su principal y/o única fuente de ingresos; 5)
Estudiantes o alumnos de escuelas de Educación Física que encuentran en la
remuneración – aún siendo pequeñísima- un apoyo para sus estudios o en lo que
se afianzan a un trabajo más estable; 6) Ex futbolistas profesionales que ahora
se dedican a administrar una escuela o prestar sus servicios en éstas; 7)
Personas mayores, retirados, jubilados, pensionados que encuentran en la
dirección de equipos una distracción y un pasatiempo aunque no sea pagado pues
lo hacen más como estrategia ocupacional que como trabajo formal; 8)
Entrenadores y más frecuentemente preparadores físicos que aceptan la dirección
de un equipo aún siendo especialistas en artes marciales, spinning, basquetbol
o inclusive levantamiento de pesas o yoga; 9) Amas de casa o abuelas que por
estar rodeadas de familiares, amigos o vecinos que les gusta este deporte se
atrevieron a poner en práctica algo que llevan décadas viendo y 10) Extranjeros
que aprovechándose del malinchismo de los mexicanos, su manera de hablar y el
desconocimiento de los padres de familia y directivos de su historia de vida en
su país de origen encuentran en el fútbol una plataforma de trabajo.