Por Armando Anaya
El efecto halo consiste en hacer afirmaciones exageradas o irreales sobre las destrezas, capacidades o atributos de una persona o de un cierto hecho.
Por ejemplo, pocos vieron las actuaciones de Miguel Marín (portero argentino que vino a México en los años 70s) y sin embargo sus proezas o popularidad sigue estando al alza después de medio siglo.
Actualmente eso pasa mucho los técnicos del momento. De pronto, los analistas los saturan en halagos llegando algunas veces a afirmar que los que éste personaje hizo, “jamás antes se había visto”. La línea es muy delgada entre la realidad y la ficción y todavía se hace más complicado cuando no hay nadie que lo confirme o desmienta.
El efecto halo parte de un principio:
Las personas no piensan acerca de otras personas en términos variados; sino que nos parece ver a cada persona como más o menos bien o más o menos mal en todos lo que hace, piensa o decide.
Por ejemplo, a José Antonio Roca (QEPD) poco le sirvió haber sido mundialista por México en Chile 1962, dirigir una docena de equipos y salir campeón con el club América, si lo único que recuerda la gente de él fue el último lugar que ocupó la selección mexicana que él dirigió en Argentina 1978.
Se ha encontrado que el atractivo físico es la variable que más evoca el efecto halo. Por ejemplo, alguien que es percibido como atractivo, debido a una parte de sus rasgos físicos, también será percibido en gran medida como generoso o inteligente. De eso se llegan a aprovechar muchos políticos y artistas.
El rol del atractivo en la evocación del efecto halo ha sido respaldado por muchos estudios. Un trabajo reciente, por ejemplo, reveló que el atractivo puede afectar a la percepción que tenemos sobre la forma de vida de esa persona, su éxito y su personalidad. En este estudio, el atractivo estaba correlacionado con el peso. Las personas más atléticas o delgadas eran percibidas como más inteligentes, atractivas, exitistas, amistosas y honestas.
¿Cuánto afectará el efecto halo a los visores?
Imagínese un visor en plena acción y de pronto ve a un adolescente que su apariencia física le recuerda a otro jugador que él mismo eligió hace 30 años. El de ahora se ve beneficiado por el sesgo cognitivo del visor.
¿Te has preguntando a cuantos entrenadores contratan porque la persona que los entrevista recordó a alguien con su mismo carácter, vestimenta, forma de hablar, complexión física, etc.? De acuerdo a la teoría de la personalidad implícita a la gran mayoría.
El problema de los sesgos cognitivos como el efecto es muy delicado ya que las personas que toman decisiones notan un rasgo positivo en el entrevistado donde quizás no lo tenga y, como resultado, preste menos atención a sus aspectos negativos (o viceversa), de esta manera su criterio estaría sesgado.
También puede haber un efecto halo invertido donde las personas son manipuladas con mensajes negativos acerca de algo o alguien y entonces su percepción cambia de acuerdo al grado de influencia que tiene el emisor del mensaje con respecto a ello. Recordemos la película Canoa donde un sacerdote dijo que unos excursionistas traían al pueblo ideas comunistas y todo acabó en una masacre.
