Hacer algo. La importancia de la proactividad en el banquillo

Armando Anaya


Para mi es muy común encontrar entrenadores y entrenadoras que se mantienen en la banda silentes, si acaso un tímido aplauso o un  "gemido motivacional" cuando las cosas adentro están que arden en el mejor de los casos.

Notamos entrenadores que esperan a que sus jugadores jóvenes o con menos experiencia resuelvan solos las infinitas situaciones tácticas del juego,  aplicando al pie de la letra eso que dice "si entrenaste bien, las cosas te saldrán bien. Gritan aquellos que no trabajan".-

Pero esos que piensan así no siempre contaron los días del entreno con su plantilla completa para trabajar al parejo. Peor aun, las escuelas de fútbol no asignan tantos días a la semana a los equipos juveniles y entonces de tres prácticas semanales tuviste un ausentismo en la semana del 50% y todavía así te das el lujo de comportarte como los profesionales.

En Fuerzas Básicas los chicos no faltan porque atrás de ellos hay muchos más esperando su lugar, su beca, su uniforme, su registro, su atención en el mejor de los casos, en una palabra: su oportunidad.

En profesional los jugadores si llegasen a ausentarse deberá ser un motivo personal de urgencia, un imprevisto o algo previamente acordado. Los reglamentos internos de los clubes profesionales hablan desde la sanción económica hasta incluso la separación del primer equipo.

El tema es que cuando los entrenadores son proactivos durante sus partidos, no sólo ponen la alineación y dicen quien sale y entra. La labor del entrenador se potencializa y entonces realmente se pone a dirigir. Pareciera que juegan 12 vs 11 por el simple hecho de contar con alguien que te apoya, te indica y te impulsa. Incluso te pone un grito para que reacciones y no dejes de concentrarte.

El entrenador formativo deberá tener una visión de 180 grados cuando dirige, incluso de 360 para cuidarse la espalda en ambientes hostiles, pues en muchas canchas a los demás les molesta que des instrucciones. ¿Será que te envidian?

El entrenador al estar realmente dirigiendo hace uso de una gama muy amplia de mensajes a sus jugadores, no solamente tímidos aplausos o señalamientos timoratos: el formador motiva, recuerda conceptos a sus juagdores, utiliza comunicación no verbal para mejorar, advertir, corregir etc., hace refuerzos positivos de inmediato, no media hora después cuando ya nadie se olvida de la buena acción.

"Cada entrenador tiene su personalidad" si en efecto, pero cuando un equipo está comenzando a competir, cuando sus jugadores son de iniciación y cuando entrenas una vez a la semana con tus jugadores, no estés esperando que éstos sepan y atinen en lo que van a hacer.

En divisiones formativas las personalidades anti sociales, tímidas, nerviosas, penosas y bipolares no deberían existir porque mandan un mensaje a sus jugadores. Si eres de esos entrenadores penosos para gritar es momento que comiences a hablar en tus entrenamientos hasta que te sientas más seguro y entonces nadie te detendrá a ti y a tus equipos.

Finalmente, no confundas dar instrucciones en la cancha con insultar a tus jugadores, meterse y reclamar al ábitro, querer pelerarse con la porra etc. Una cosa es dar indicaciones para impulsar y mejorar y otra, insultar y gritar sin sentido ni personalidad, porque hasta para esto se requiere de mucha.