El contexto sociolaboral del entrenador formativo de fútbol en México


La labor del entrenador formativo en contexto.

En los últimos años las escuelas de fútbol en nuestro país  han venido presentando un crecimiento sostenido. Algunas de éstas inician su funcionamiento a partir de inversiones millonarias en infraestructura, tecnología y publicidad; otras acondicionan pequeños y sinuosos terrenos baldíos  que no fueron diseñados cuando se construyeron para operar como una escuela de fútbol. Ya sea en el caso de las grandes academias  que invierten importantes cantidades en su infraestructura o pequeñas escuelas de los barrios marginados de las ciudades, el elemento verdaderamente indispensable para garantizar la calidad en la enseñanza de los niños y niñas, es el staff técnico: su fuerza de trabajo, el entrenador.

Este aumento de escuelas de fútbol, academias, centros de formación, clubes o como se les llame, se ha traducido también en una nueva opción de empleo para muchos entrenadores y entrenadoras de todas las edades, con antecedentes laborales y niveles socioeconómicos muy diversos, que muchas veces no han encontrado un trabajo estable y que por su propia voluntad o por el arrollador poder que tiene el fútbol, han decidido abandonar parcial o totalmente sus actividades para dedicarse a ser entrenadores formativos de fútbol.

En este contexto también se incluyen jóvenes futbolistas que truncaron su carrera por diversos motivos, ex futbolistas profesionales, estudiantes y egresados de las carreras de Educación Física o Entrenamiento Deportivo, y más aún, de las Escuelas Nacionales de Directores Técnicos (ENDIT) que desde 1992 a la fecha han venido aumentando de forma incontrolada.

Sin embargo como lo cita Ángel Díaz Barriga “la docencia es una de las tareas educativas menos reconocidas y consecuentemente menos apoyadas” (1984: 115) y en este sentido el entrenador de fútbol formativo no es la excepción.