Artículo Editorial


LA ODISEA EXISTENCIAL DEL SELECCIONADOR MEXICANO DE FUTBOL
EL SISTEMA DE JUEGO DEL CHEPO DE LA TORRE AL DESCUBIERTO
SIN ADULACIONES EDITORIALES NI INTERESES COMERCIALES
PRIMERA PARTE



Por Armando Anaya

El nuevo director técnico de la selección absoluta de fútbol de México expuso en la reciente semana fecha FIFA una inmejorable oportunidad para que los especialistas del balompié logren descifrar lo pretende que su equipo haga en la cancha. Se debe recordar que una cosa es la retórica frente a los medios de comunicación y otra la realidad; la manera de jugar, con sus matices propios de cada partido, las lecturas de los líderes del grupo y las indicaciones que se expresen a lo largo de la semana o mejor aún en los momentos previos al partido.

En México el desconocimiento por los actuales sistemas de juego de los comentaristas se evidencia tanto en la televisión abierta como de paga. Ni Rafa Márquez es el jefe de jefes, ni el Chicharito Hernández el ídolo de las multitudes, ni Ochoa el Van der Sar mexicano nada de eso. Es un deporte colectivo donde lo menos que deberían promover las transmisiones televisivas es el individualismo y el protagonismo por encima del esfuerzo de equipo, su razón de ser: elñ conjunto. Otra prueba de ello es la falsa creencia de que el equipo mexicano de hoy, juega con un 4 – 4 – 2, cuando en los detalles está la diferencia. En las transmisiones se escucha decir toda clase de improperios técnico – tácticos e incluso reglamentarios. Otra salvajada común en los comentaristas es hacer creerle a la afición que los futbolistas en este grupo si están satisfechos con el ambiente intragrupal, que están jugando en sus posiciones naturales o en las que están más habituados y que contamos con un arquero tan experimentado como confiable. En primer lugar el ambiente que privaba en las concentraciones de los seleccionadores que precedieron a De la Torre, no se percibía tan apremiante ni mucho menos respetando los más elementales códigos de la prudencia que se demanda de cualquier grupo deportivo en reunión. En segundo lugar, el centrocampista, Luis Pérez muestra una variedad de recorridos muy variados en su equipo de la liga que con el equipo mexicano; al igual que Geovani Dos Santos, quien se desempeña con más soltura como volante por afuera, que de enganche como se le colocó contra Paraguay y Venezuela. En tercer lugar, en México hay arqueros confiables sí, pero todos los convocados precisamente carecen de la experiencia y la regularidad tan necesaria en esa posición.

Con respecto al sistema de juego y sus bases técnico – tácticas, se pudo evidenciar un interés permanente del entrenador por añadir sobre todo intensidad a las jugadas tanto defensivas como ofensivas; jugar fácil pero rápido, es decir conservar el estilo de juego característico del equipo mexicano por décadas pero añadirle un ingrediente de velocidad en la ejecución; el pase profundo pero sorprendente, derivado de una correcta posesión de balón, lo demás es esperar el momento oportuno para el cambio de ritmo y variar en la forma de arribar.

El sistema de José Manuel de la Torre pocas veces se notará diferente al 4 – 2 – 3 – 1, que seguramente escuchó hablar de él en Europa, lo vio puesto en práctica en varios equipos ganadores de por allá e incluso se pudo dar cuenta que en los recientes años otros entrenadores como Simeone en Racing de Argentina, tuvieron relativo éxito y estabilidad profesional. Esta forma de juego es también recurrente en el Barcelona de hoy y lo fue en el Inter de Milán de Mouriño hace no mucho. La variable preferida de los entrenadores que apuestan por esta forma de jugar, pasa si acaso, por un medio campo compuesto por tres centrocampistas en vez de dos “cincos” el mismo enganche pero ahora con menor participación defensiva y un par de puntas.
En la próxima entrega se desglosará cada uno de los movimientos ofensivos y defensivos, mediante el uso de terminología técnico – táctica internacional, sin borrones, tachaduras ni enmendaduras. Al descubierto y sin atender a nadie que no sea más que mi observación.