Armando Anaya
Muchos entrenadores en categorías formativas creen todavía
que ganar partidos y campeonatos es lo único importante. Estamos en el año 2015
y éste sigue siendo el mismo debate desde que empecé en este negocio a mediados
de la década de los años ochenta.
Trabajar bien entre muchas otras cosas significa entrenar
los fundamentos y no salirse de eso hasta que éstos se interioricen y dominen
por parte de los niños y jóvenes. Pero aquí comienza el primer problema ¿Qué
fundamentos? Los que inventa cada instructor de desarrollo técnico, los que
vienen en libros escritos por gente que nunca fue entrenador, los que maneja la
FIFA, los que yo supongo o los que mis entrenadores me inculcaron cuando
jugaba.
Aquí todos los especialistas coinciden. Lo importante es
enseñar fundamentos por su nombre y saber mediante parámetros de evaluación que
está bien, regular y mal.
Otro aspecto que hemos discutido es el fenómeno del
entrenamiento y en ello nos damos cuenta que son muchas horas las que se
entrena por temporada pero omitiendo los conceptos generales del juego aunque
deberían ser éstos la base.
El otro tema que hemos debatido es el referente a la
corrección. Cuando los entrenadores realizan las explicaciones sobre los errores
que comenten los jugadores, todas estas explicaciones carecen del detalle y
profundidad , por lo que su eficacia de corregir el error es muy pequeña y se
confunde muchos aspectos metodológicos de la corrección.
Muchos entrenadores se sienten cómodos en juveniles creyendo
que ahí no se tiene que molestar en preparar contenidos basados en los
fundamentos, ese es otro gran error ya que éstos se entrenan y mejoran a lo
largo de toda la vida activa del jugador.
El reto como siempre es trabajar fundamentos de forma divertida sin
caer en el caos o la predisposición a los mini partidos solamente. Los
fundamentos hacen que el entrenador no apueste solo por un método de enseñanza
global ya que casi todos éstos se corrigen con analítico y de descubren con
global.
Otro tema de discusión es la ejecución ya que si no es la apropiada
estaríamos dejando crecer con malos hábitos y haciendo expertos o especialistas
en hacer las cosas mal. Por ejemplo el niño que crece chutando de punta y no se
corrige de joven será un experto en tirar mal y de punta.
Aspectos motrices como el equilibrio y la coordinación son
algo que casi nadie los trabaja y son demasiado importantes.
Así que antes que adentrarse a los aspectos de
especialización el joven jugador y más que nada su cuerpo deberá estar apto
para desarrollar principios mucho más complejos.