Yo no necesito capacitarme…



El medio deportivo está lleno de entrenadores que se sienten que lo saben todo, que ellos ya tienen su curso o que como ya están en el medio profesional (como dicen ellos) requieren otro tipo de capacitación que en México ninguna persona de los 115 millones que vivimos aquí, es capaz de impartirles  y mejor recurren a “vende humos” que aparecen de la nada presentándose como “los que van a sacar del hoyo a nuestro fútbol mexicano”.  La verdad es que a esos entrenadores les falta toda la autocrítica del mundo, veamos a qué me refiero y si eres uno de ellos responde ¿No necesitas capacitarte?

¿Acaso no necesitas capacitarte para hablar y escribir mejor?

1. La capacitación requerida por y para el entrenador no solo se trata acerca del fútbol, la mayoría de nuestros flamantes entrenadores tienen PÉSIMA ortografía, redacción, acentuación y pronunciación.

2. Es muy penoso escuchar hablar a los entrenadores. Carecen de dicción, les da pena hablar frente a un micrófono, no pueden defender un punto de vista con argumentos, no saben usar las pausas, su vocabulario es muy limitado y están muy poco o nada informados de lo que pasa afuera del mundo de la pelotita.

3. En México hay muy pocos entrenadores bilingües. Se cuentan con los dedos aquellos que pueden leer un libro en inglés, portugués o cualquier otro idioma. Los que llegan a serlo, no sacan provecho de esta gran ventaja diferencial ya que el mundo de la ciencia y la generación de los nuevos conocimientos se escriben en inglés.

4. La capacidad de comprensión de lo que leen o lo que les explican es prácticamente nula. Para todo te dicen que ya lo saben o ya lo entendieron pero en realidad ni entendieron lo que ellos quisieron decir que comprendieron, ni supieron lo que realmente dicen los textos.

5. Son muy pocos los entrenadores que han logrado hacer algo por escrito que pueda quedar para la posteridad. ¿Por qué no hay libros cuya autoría sean nuestros grandes entrenadores?

¿Acaso controlar las emociones no requiere de una preparación?

6. El mundo de los entrenadores está lleno de casos que durante algún juego o entrenamiento se salen de control y no pueden con sus impulsos agresivos. Hay entrenadores que se sobresaltan fácilmente porque no pueden soportar que el colega de enfrente tenga un equipo mejor preparado. Son personas que se califican como intolerantes a la frustración.

7. Los entrenadores que se sienten “diferentes” al resto porque ya estuvieron dirigiendo en X nivel, llegan a ser muy poco tolerantes ante la presencia de un desconocido. Solamente con “hermanos del medio” pueden hablar de fútbol, porque todas las demás personas no saben de qué se trata este dizque negocio.

8. Muchos entrenadores bajo la mirada de propios y extraños se hacen pasar o les agrada que se les perciba como perfeccionistas, obsesivos y compulsivos sin saber esas son conductas que ameritan tratamiento a veces psiquiátrico.

9. En la Pedagogía crítica se dice que hay dos tipos de docentes: los que responden a la teoría de la reproducción y los que actúan mediante la teoría de la resistencia. Sobre esta última, hay entrenadores que se niegan a cambiar, a realizar mejoras en su trabajo o a responder adecuadamente a las nuevas disposiciones y a cambio llevan a cabo toda clase de prácticas que pasan por la pasividad, indiferencia, hostilidad con sus superiores y enfado con lo que hacen.

¿Acaso las cuestiones éticas no deben ser abordadas en algún espacio académico?

10. Paradójicamente en México existen muy pocos espacios dedicados al análisis de la ética en los deportes, aun cuando somos uno de los países más corruptos del mundo. Es un secreto a voces lo que sucede en el mundo del fútbol infantil y juvenil. Muchos entrenadores tienen conductas poco éticas que en cualquier otro país ya se les hubiera levantado cargos legales. “Que fulano cobra tanto por tener dos temporadas al jugador en el equipo” “Que ese niño alinea porque el entrenador anda saliendo con su mamá” “Que para ir a probarte debes mocharte con tres o cuatro antes” etc.

Así que ya lo saben. Habiendo tantas cosas que todavía nos falta por aprender y corregir no nos podemos dar el lujo de la soberbia. porque más allá de sobrevivir en un medio tan mal pagado, dejamos nuestro prestigio por los suelos.