El frontón cerrado de C.U. y don Renato Cesarini



Corría el año nuevo del año de 1963 cuando se comenzaban a poner las primeras piedras para la construcción del frontón cerrado en los pedregales de la ciudad universitaria de la UNAM que en aquel entonces.

En esa época no había nada en esa zona rocosa de la UNAM. Si acaso enfrente lucía el Jardín Botánico inaugurado en el año de 1959. Ni siquiera el CCH Sur pues éste se construyó en 1970 y se inauguró hasta abril de 1972.

Había que llegar caminando por las veredas del campo uno hasta la zona del frontón. En el pequeño recorrido te encontrabas por las mañanas algunas ardillas. conejos y por lo menos una vez cachorros de gato ocelote originarios del Pedregal de San Ángel.

Los entrenamientos en paredes y espacios cerrados ya habían existido en Europa desde hace un par de décadas. Los alemanes y húngaros invertían miles de horas hombre para mejorar las cosas y una de ellas era el fútbol. Usar un frontón cerrado a principios de los años sesenta era algo que en los países bajos estaba de moda y que para algunos entrenadores de clase élite como Helenio Herrera era una parte indispensable en sus faenas diarias.

El frontón cerrado se construyó en la UNAM debido a la insistencia de don Renato Cesarini. A él se le atribuye la estructura de las fuerzas básicas de los Pumas.

Cesarini llegó a dirigir a los Pumas con una carrera triunfante y respetable. River y Turín lograron importantísimos y sonados campeonatos de la mano de este petulante pero eficiente entrenador.


"Cesarini no conocía la liga mexicana ni a los Pumas, pero aceptó el reto. Con una gran personalidad, se plantó frente a su escuadra e inmediatamente se dio cuenta de que el fútbol nacional estaba en la Edad de Piedra. Más aún, dijo que los Pumas estaban en pañales, pero también destacó de forma entusiasta la juventud de la plantilla: "poco a poco aprenderán fútbol, pero con la juventud vamos a vencer a los rivales", decía".

El frontón cerrado para entrenamientos de fútbol sigue intacto desde 1963. De vez en cuando lo pintan exactamente del mismo color que tuvo en sus inicios. Si acaso antes contaba con una línea de lámina que servía como referencia a la usanza del frontón tenis pero lo único que provocaba era la ponchadura de los balones de fútbol, así que se retiró desde hace más de 20 años.

Es un espacio cuadrado de 20 por metros aproximadamente compuesto de cuatro paredes también de 20 metros de alto. Se utilizaba para que los jóvenes jugadores pulieran sobre todo sus golpeos: pases cortos, remates, cabeceo, reacciones y precisión.

El frontón cerrado de CU estuvo pensado en la metodología de la enseñanza europea  del entrenador holandés Will Coerver pues poco a poco se extendía por Europa y don Renato había visto como mejoraba la técnica de los europeos mediante su sistema piramidal.

Hoy en día el espacio aún existe, casi siempre está vacío y cuando se llega a utilizar ya no se escuchan las sonrisas de los niños que entraban a el para entrenar. Se ha hecho un hueco entre las rocas, frió, desolado y aburrido. Los pocos entrenadores que lo llegan a usar se limitan a creer que sólo sirve para repetir una y otra vez el pase con la pared sin saber las horas que tuvo que dedicar don Renato Cesarini para convencer a los directivos de los Pumas de aquella época, de la imperiosa necesidad de entrenar como los equipos de primera línea.