EL ESPECTADOR DE FUTBOL



Por Armando Anaya.

Al espectador se le define como aquella persona que acude a un evento público con el propósito de divertirse y recrearse. En la antigua Roma “el spectaculum” era el nombre genérico que recibía el teatro, el circo o cualquier manifestación artística pública. En la época del renacimiento cualquier actividad especialmente notable, que se ofrecía a la vista o a la contemplación intelectual formaba parte del “mundo del espectáculo”. Ya para el siglo XX en la década de los sesenta, la prensa norteamericana en un afán por desprestigiar el movimiento hippie calificaba sus acciones como escandalosas o extravagantes e inconvenientes y las denominó “dar un espectáculo en las calles” (give show on the streets).

En Sudamérica se les llama hinchas y se expresan en forma de barras bravas, los italianos son tifosis haciendo alusión al infectado o afectado por un virus incurable denominado il calcio (el futbol). los norteamericanos les nombraron fans, los brasileños se organizan en “torcidas” y se denominan así mismos como “torcedores”. Los fanáticos europeos sobre todo británicos considerados por las autoridades como “de alto riesgo” se reúnen en forma de “hooligans”.

Si se hiciera una clasificación acerca de las personas interesadas en el futbol sus extremos estarían ocupados de un lado por aquellos que ven este deporte como una forma de diversión y entretenimiento donde simple y sencillamente se observan un par de equipos de once integrantes cada uno intentando introducir un balón en una portería (son los espectadores que los especialistas denominan “autolimitados”); mientras que por el otro se encontrarían aquellos que viven el balompié como una ceremonia ritual, mágica y religiosa (a estos se les denomina por los sociólogos deportivos espectadores salvajes).

El espectador autolimitado consume el espectáculo como cualquier mercancía. Es el cliente predilecto de los cerveceros, los taqueros y de los trompeteros de los estadios. Socializa y festeja muchas veces sin comprender la esencia de la euforia. También se encuentra en los bares, restaurantes o entre semana a la hora de la botana. En él no pasa nada si su equipo (cuando lo tiene) gana o pierde. El espectador se acaba cuando deja de rodar el balón. Pero también este tipo de espectador debemos decirlo, no se involucra y sabe poco del futbol porque su mundo no gira en torno a él. Por eso se le conoce como autolimitados.

El espectador salvaje por su parte puede o no tener un conocimiento profundo de la técnicas y tácticas pero eso si, su vida gira alrededor de un balón. El forofo como también se le ha dicho, no deja su lugar en las gradas aunque transmitan por TV el partido. Metaforicamente “se echa al equipo a la espalda” y lo impulsa incondicionalmente: lo soporta. Es el supporter del equipo; puede salir tan dañado y eufórico como cualquier integrante del equipo. En el espectador salvaje hay un agregado de religiosidad – parroquial fundamental: el estadio con sus coros, íconos, símbolos y ritos.

Jaime Rodrigues Carvalho es un burócrata brasileño que ha dedicado su vida al servicio del Flamengo de Río de Janeiro por más de 65 años sin recibir a cambio ni un solo peso. A Carvalho de más de 80 años de edad, el gobierno de la ciudad le otorgó hace una década el título de “ciudadano ejemplar”. La misma Confederación Brasileña Deportiva le ha homenajeado por su aporte al desarrollo del deporte. Por su lado el Flamengo lo reconoce año con año el día de su onomástico.

Otras clasificaciones de Aficionados:

· Villamelón. Aquel individuo que acude a un evento deportivo sin un conocimiento profundo acerca del contexto de la competencia. Habla con aire de suficiencia de lo que no entiende. Conoce poco las cuestiones reglamentarias, es un neófito de los sistemas de juego, desconoce el palmarés de su club y cuando acude al estadio lo hace por salir en la foto de sociales. Su principal característica es que el villamelón jamás se reconoce como tal. Es un término taurino que nació en México a finales de los cincuentas.

· Hincha (del latín inflare para nombrar a algo que adquiere su verdadera forma al ser inflado) Que defiende con apasionamiento y celo desmedido una causa, creencia o grupo. Se dice hincha a aquel que demuestra su antipatía, odio o enemistad al otro. Cuando la pasión se desborda o el rival les provoca, sus manifestaciones suelen ser violentas y entonces “adquiere su verdadera forma”. En la actualidad son pretexto de diversas manifestaciones xenofóbicas, y racistas.

· Conocedor (Obligado) Por su experiencia vivencial o laboral tiene un conocimiento más amplio que el común de la gente. Conoce los famosos códigos internos de los vestidores, sabe como es el ambiente interno de un club e incluso su círculo de amistades y familiares lo reconocen como el experto del barrio o de la familia. Jugó de forma semi profesional, trabaja en algo relacionado con el deporte o alguno de sus hijos a amigos cercanos formó parte del medio.